Esponjas de Luffa: Qué son, beneficios y usos
Las esponjas son productos habituales en nuestros hogares, sea para la higiene personal o para la limpieza de objetos y utensilios gracias a su gran capacidad de absorción de agua.
A lo largo de la historia, el material con el que se han hecho las esponjas ha cambiado: inicialmente se hacían con esponjas marinas, de ahí su nombre, pero con el tiempo pasaron a ser de materiales sintéticos (fibras celulósicas o polímeros plásticos).
La actual conciencia ambiental de la población está iniciando un nuevo cambio en las esponjas, buscando materiales naturales y más respetuosos con el medio ambiente. Así, cada vez es más habitual encontrar esponjas hechas con materiales vegetales y una de las que ha logrado más notoriedad es la luffa.
¿Qué es la luffa?
Se conocen como luffa a un conjunto de plantas tropicales con flores amarillas emparentadas con las calabazas, el pepino o la sandía. El fruto de estas plantas se puede comer cuando es tierno, siendo parecido al calabacín pero con la piel más áspera.
Pero el secreto del fruto de luffa aparece cuando se deja madurar y las fibras de su interior se endurecen. Cuando ha madurado completamente, los restos de “carne” del fruto se pueden quitar fácilmente y el resultado final es una estructura seca, rugosa y dura que se puede usar como una esponja de baño vegetal.
¿Para qué se usa la luffa?
Las diferentes especies de luffa han sido usadas durante muchos años como esponja o estropajo por numerosas comunidades. Recientemente, se ha incorporado como una opción en nuestro día a día como alternativa sostenible a las esponjas sintéticas con el objetivo de reducir la generación de residuos.
En la India y el sudeste asiático también se usa como alimento, ya sea salteándolo con otras verduras, legumbres y frutos secos, para preparar sopas o como ingrediente para el curry o el chutney.
Beneficios de la luffa
El principal beneficio de la luffa como esponja es su origen natural y la ausencia de productos sintéticos, convirtiéndola en una solución totalmente sostenible para la higiene personal, así como para la limpieza del hogar. Al estar hecha de materiales naturales, al final de su vida útil se puede compostar sin problema, contribuyendo a la obtención de compost y biogás.
Además, el cultivo de esta planta contribuye a mitigar el cambio climático gracias a la absorción de dióxido de carbono que realiza la luffa con la fotosíntesis. Aunque se trata de una planta tropical, su cultivo en España es posible, así que se pueden conseguir también esponjas de luffa hechas aquí, reduciendo el impacto ambiental de su transporte.
A nivel de bienestar, su textura áspera cuando está seca ayuda a la exfoliación de la piel, eliminando las capas más secas y favoreciendo su cuidado. Cuando está húmeda también favorece la circulación y mejora la salud de las zonas masajeadas.
Si visitáis nuestras iniciativas, podréis encontrar diferentes proyectos de bienestar ligado al medio ambiente donde poder encontrar esponjas de luffa y conocer mejor sus beneficios.
Cómo hacer una esponja natural casera con luffa
Si queréis hacer una esponja de luffa en casa, lo más recomendable es plantar alguna de las especies de luffa y recoger los frutos cuando maduren.
Los cuidados de estas plantas trepadoras son relativamente sencillos, incluso para el clima de España. Aun así, requiere de agua y temperaturas cálidas para crecer, de manera que el momento ideal para plantar luffa es en primavera para que crezca durante el año y se puedan recolectar los frutos en otoño. Adaptarse a estas épocas evitará que el crecimiento de la luffa se vea afectado por el frío y las heladas. Además, es necesario contar con un apoyo para que la luffa pueda crecer agarrándose como buena trepadora que es.
Una vez la fruta ha madurado lo suficiente, hay que quitar la piel, los restos de tejido blando y las semillas para que solo queden las fibras interiores. Es recomendable apretar un poco las fibras antes de usarlas para que no sean tan abrasivas y se ablanden. Con las semillas que se extraen del fruto podréis plantar nuevos ejemplares en primavera.
Así podréis tener luffa durante tiempo y ser más sostenibles.