Cómo ahorrar energía en verano
La nueva tarifa de la luz que entró en vigor el pasado 1 de junio de 2021 ha caído como un jarro de agua entre los consumidores. Y, por las temperaturas estivales que se viven en una gran parte de España, no como un jarro de agua fresca precisamente. Se están alcanzando temperaturas máximas de 47 grados en algunos puntos y es inevitable pensarse dos veces si tendremos que pedir un préstamo para poder encender el aire acondicionado.
Por eso desde Ecólatras vamos a daros algunos trucos para ahorrar energía durante esta época tan calurosa y así reducir la factura de la luz y la contaminación que el gasto energético supone para el medioambiente.
Lo primero que hay que tener claro es los horarios de la nueva tarifa de la luz y cuándo es más económico su consumo:
⇒ Hora punta: de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 22:00.
⇒ Hora llano: de lunes a viernes de 08:00 a 10:00, de 14:00 a 18:00 y de 22:00 a 00:00.
⇒ Hora valle: de lunes a viernes de 00:00 a 08:00 y sábados, domingos y festivos las 24 horas.
Ya hemos visto muchos memes sobre planchar de madrugada, así que no te vamos a recomendar esperarte a las 12:00 de la noche para encender el aire acondicionado, pero teniendo esto en cuenta sí que puedes regular más o menos tu consumo e intentar adecuarlo. Aprovecha las horas de tarifa media entre las 14:00 y las 18:00 para refrescar tu casa o lugar de trabajo, que además son los momentos más calurosos del día.
En este sentido, la alternativa fundamental al aire acondicionado son los ventiladores de techo. Dependiendo de su tamaño, son capaces de mover una gran cantidad de aire y consumen de media un 90% menos de energía que el aire acondicionado. Los ventiladores portátiles también son una buena opción, pero si es una estancia muy grande no conseguirás muchos resultados.
Para un mayor ahorro es importante invertir en electrodomésticos que consuman menos energía y fijarnos siempre en los que tengan una calificación de A++ y A+++. Esto aplica desde los ventiladores y aparatos de aire acondicionado que utilizaremos especialmente en verano, pero también para cualquier otro de uso diario. Generalmente conllevan algo más de inversión, pero repercutirá positivamente en tu factura a largo plazo.
Otro truco relacionado con el consumo energético que va indirectamente relacionado es poner la lavadora. Y no por cuándo ponerla (aunque obviamente lo mejor es aprovechar las horas más económicas), si no por dónde tenderla. Y es que, durante los meses de verano, si tienes sitio dentro de casa, tender la ropa recién lavada va a aportar algo de humedad al ambiente y hará que refresque esa estancia durante unas horas.
Aislar la vivienda es un punto clave para el ahorro energético, y esto aplica tanto en verano como en invierno. Unas buenas ventanas harán que no entre el calor de la calle y que no se vaya el frío del interior (si has conseguido enfriarlo). Las ventanas de PVC y de aluminio a la larga son más resistentes que las de madera, que, aunque es un buen aislante natural, con el paso del tiempo puede ser que no encajen a la perfección y entre calor. El tipo de cristal también es importante, ya que uno especialmente aislante siempre será mejor o instalar doble acristalamiento garantizará mayor resistencia. Adecuar las ventanas de una vivienda supone un desembolso económico, pero a la larga tu factura y el planeta lo agradecerán.
El juego de persianas, toldos y apertura de ventanas son totalmente claves en verano. No hay que ser meteorólogo para saber que de madrugada y temprano por la mañana son las horas más frescas en los días de verano. Es muy normal dormir con las ventanas abiertas y disfrutar de las primeras horas del día con una refrescante corriente de aire. Pero a partir de cierta hora (en muchos lugares más temprano que tarde) lo que antes era una agradable brisa se convertirá en algo parecido a un secador de pelo gigante. Por eso si sales temprano de casa para ir a trabajar, por muy a gusto que estés en esas primeras horas, debes cerrarlo todo antes de irte. Baja las persianas para que no entre luz directa del sol, y si tienes toldo, utilízalo. Cuantas más capas tengas para impedir que el calor entre en tu casa, mejor.
La alimentación también tiene su papel a la hora de ahorrar energía en verano. Y no porque para lo único que vayas a utilizar el horno sea para guardar sartenes (que también), si no por el tipo de productos que se tiende a comer y cómo impactan en la sensación térmica. En estos meses apuesta más por los alimentos fríos y refrescantes y aparca los guisos y comidas muy calóricas. Si incluyes en tus comidas ensaladas o gazpacho u otras cremas frías tendrás una sensación mucho más refrescante. Apuesta también por las bebidas frías. Puedes tener en la nevera una jarra de agua con rodajas de naranja u otras frutas para darle sabor o una jarra de té frío.
Pero, ¿y fuera de casa? Hay un montón de cosas que en la oficina pueden escapar a nuestro control, posiblemente no podamos elegir qué ventanas ni qué persianas o cortinas hay, pero hay unas cuantas que pueden tener un buen impacto y sí podemos controlar. La más importante es tener el termostato del aire acondicionado a una temperatura adecuada, el Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía, recomienda una temperatura para el aire acondicionado de entre 24 y 26 grados. Parece mucho, pero una jornada entera, son muchas horas, verás cómo acaba refrescando.
Inculca una cultura de empresa basada en el consumo responsable, una de las mejores formas de ahorrar energía es estableciendo unas sencillas pautas de comportamiento, como apagar bien los equipos y las luces al salir. Además, este gesto impedirá que se sobrecaliente el ambiente y será más fácil, ecológico y económico refrescarlo al día siguiente.
(*) Las imágenes han sido sacadas de Unsplash y Pixabay