SALVALIBROS

Los cambios que se producen en los Centros de Salud cuando colocamos una biblioteca infantil son inmediatos: Los niños, que llegan inquietos a la consulta médica ahora se entretienen rebuscando los libros que más les atraen, mostrando a madres y hermanos sus descubrimientos, riendo y sorprendiéndose con las imágenes e historias. La renovación permanente de libros despierta la curiosidad infantil; ahora los usuarios infantiles frecuentes apenas entran al centro van corriendo a la biblioteca para ver que novedades hay. Las “instrucciones de uso” de las bibliotecas no dicen lo que deben hacer o lo que está prohibido, sino que enfatizan lo que se puede hacer; son invitantes. Los niños han rebautizado nuestras bibliotecas como “La Casita de los Libros”, las han hecho suyas. Las madres, en vez de recurrir inmediatamente a la pantalla del móvil ahora leen libros a sus hijos y a otros niños que se acercan a escuchar, colaboran en el orden de las bibliotecas y se informan sobre el Proyecto Salvalibros. Los médicos y las enfermeras, que antes tenían que dedicar tiempo, caramelos y regalitos para calmar a los niños ahora pueden aprovechar mejor su tiempo y atender en un clima relajado. Los vecinos colaboran aportando libros a las bibliotecas, más en algunos distritos (como Vallecas) que en otros (como Chamartin). En las salas de espera de estos Centros de Salud ahora no se ven ni se escuchan discusiones familiares, ni llantos, ni gritos, ni cachetes a los niños.
Recuperación de libros usados para su re-circulación, sobre todo a través de la creación de bibliotecas de proximidad gratuita y autogestion
Esta iniciativa es precursora en Madrid de la Colaboración Público-Social; se desarrolla de un modo horizontal y colaborativo, con características peculiares que han convertido al Proyecto Salvalibros en una campaña sólida, con continuidad y en constante crecimiento.