Hotel La Casueña: precursor de la repoblación permanente de Lanuza y nuestro compromiso sostenible

La Casueña es un hotel rural de montaña sobre un lago, un refugio para los sentidos, un lugar para el reencuentro y para la conversación interminable con la historia y la naturaleza.

En el pueblo, la vida estaba organizada alrededor de la ganadería y la agricultura hasta los años 70, que, a consecuencia de la construcción del pantano que lleva su nombre, forzó a todas las familias a una emigración tan indeseada como difícil. El deseo de volver a sus raíces y el tesón de la gente de la montaña después de casi veinte años, se vieron recompensados con la reconstrucción piedra a piedra de todo el pueblo, por sus antiguos vecinos. La Casueña fue precursora de esa reconstrucción y esa vuelta a los orígenes, en Julio del 2004, en el antiguo establo de la familia, nace el hotel LA CASUEÑA. Fuimos el primer establecimiento que, al crear empleo en la zona, los vecinos vieron posibilidades de prosperidad y estabilidad a largo plazo para volver a instalarse de forma permanente, y poco a poco, piedra a piedra, el pueblo volvió a resurgir con el esfuerzo de cada familiar, de cada vecino.

Además, nuestro compromiso con la sostenibilidad, dentro de nuestras posibilidades, se basa en los siguientes puntos:

Nuestros aménities son jabones naturales de Damana de flor de naranjo, salvia entre otros en monodosis reciclables, en el futuro nos planteamos cambiarlo a dispensadores rellenables.

Nuestros proveedores son locales y de KM 0:

Nuestros yogures y lácteos son de Sieso, una granja con sus animales y elaboración artesanal propia Villa Villera.

Nuestra miel es artesanal del pirineo Miel de Oz, con sus colmenas y producción de miel propia.

Mermeladas son de Elasun en Barbastro, tiene sus frutales y de sus frutos elaboran la mermelada de forma artesanal bajas en azúcar.

Los bizcochos los hacemos nosotros, la comida es de proximidad y la cocina casera.

El aceite que usamos es de El Molino de Bolea, una familia que dispones de sus propios olivares, muelen la oliva y hacen el aceite.

Nuestros embutidos son de Aragón: El jamón es de Teruel, la longaniza de Graus.

Tomate de Barbastro de temporada.

Tenemos dos vecinos Lourdes y Jose Antonio que tienen un huerto del que le cogemos cuando es temporada: judías verdes, calabazas, lechugas, tomates…

No podemos poner paneles solares por las nevadas, pero trabajamos la eficiencia energética con luces Led, sensores de movimiento y temporizadores para la iluminación y para la calefacción tenemos termostato en las habitaciones con control centralizado. Por otro lado, el edificio tiene un aislamiento excelente.

¡Votános para seguir siendo cada día un poco más sostenibles!