Los animales y el equilibrio ecológico
Intermon Oxfam define el equilibrio ecológico como la armonía y estabilidad entre los seres vivos y el medio en el que habitan. Pero para entenderlo a fondo tenemos que ponernos un poco más técnicos. El término científico se denomina homeostasis, es decir un equilibrio estable entre todos los elementos (vivos y no vivos) que componen un sistema.
Si se consigue alcanzar ese punto, incluso aunque haya pequeños cambios en alguno de los parámetros, es muy posible que el propio sistema los compense y vuelva a estabilizarlo. Por poner un ejemplo cotidiano, la sal en las recetas siempre la ponemos a ojo, porque es tan poca que un poco más o un poco menos no va a cambiar demasiado el sabor. A no ser que se nos olvide o que echemos 3 cucharadas. Con los ecosistemas pasa lo mismo, una vez se han desestabilizado, es muy complicado, por no decir imposible, volver a su estado
primigenio.
Antes de continuar, tenemos que aclarar qué es un ecosistema: no es más (ni menos) que un sistema biológico constituido por una comunidad de seres vivos, el medio en el que viven y las interacciones entre todos ellos.
La biodiversidad se entiende como la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra y lo que sucede con los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones de años de evolución según procesos naturales y también de la influencia creciente de las actividades del ser humano. Esos ecosistemas, especies, familias y relaciones no son cosa de antes de ayer y lo que lleva tiempo que se cree es muy difícil de arreglar.
El tamaño de los ecosistemas es muy variable. Hay ecosistemas de pequeño tamaño, como pueda ser una charca o de gran tamaño como una selva y puede dividirse en tres grandes grupos: ecosistemas terrestres, ecosistemas acuáticos y ecosistemas mixtos, que comprenden parte de ambos, pero lo grandioso de todos ellos es que están relacionados entre sí. Igual que tú eres un individuo que tiene familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo, vives en una localidad, etcétera, y cada uno de ellos tiene sus peculiaridades pero siempre podemos agruparlos en uno más grande. Lo mismo sucede con los ecosistemas.
En todos ellos contamos con la parte biótica y abiótica. Animales y plantas y la geología, el suelo y las condiciones climatológicas. Las relaciones de transferencia de nutrientes entre las diferentes especies de una comunidad biológica son a lo que llamamos cadena trófica o cadena alimentaria.
Esas relaciones tróficas muchas veces se representan como una pirámide, en la que en la base se encuentran los organismos más simples y abundantes hasta llegar a la cúspide donde encontramos a los grandes mamíferos. Estas pirámides nos ofrecen una visión de la importancia de los animales en el ecosistema y nos hacen darnos cuenta de que el equilibrio ecológico es mucho más que preservar una sola especie y va más allá de cuidar de los animales que nos gustan, nos parecen atractivos o son más bellos.
Tomemos como ejemplo la pirámide trófica ártica en la que las orcas o ballenas están arriba del todo. Por debajo encontramos a focas, pingüinos u otros depredadores que cazan todo tipo de peces y animales marinos más pequeños. Esos peces comen gambas, krill u otras especies que se denominan consumidores de primarios, quienes se alimentan de los productores primarios: el plancton. El plancton es un conjunto de organismos microscópicos que flotan errantes (de ahí viene su nombre en griego) en el agua. Esa sopa de mar podemos dividirla en fitoplancton y zooplancton en función de si esas células y seres diminutos son animales o plantas.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el equilibrio ecológico? Todo. Lo verdaderamente relevante para la vida en el planeta y los ecosistemas son las bases de las pirámides. Cierto es que si de ahí extraemos un solo individuo no se nota, pero ¿y se muere toda la población de krill? Pues que todo lo que hay por encima perecerá y todo lo de por debajo se verá durísimamente afectado al quedarse sin consumidores.
Que se diera el caso de la muerte en masa del krill parecía algo complicado, pero el escenario de emergencia climática que hemos creado puede conseguirlo por cambios en el plancton, la temperatura del agua o por fluctuaciones drásticas de depredadores. Y solo estamos hablando de una sola cadena trófica dentro de un ecosistema. Imaginarse esto a escala planetaria da más escalofríos que estar en el ártico de verdad.
Por eso la Organización de las Naciones Unidas lanzó One Health, o Una Salud, porque han entendido que el planeta es un ecosistema cerrado complejo en el que interaccionan todas esas cadenas, sociedades, ecosistemas generando otros cada vez más complicados e intrincados. Para eso han creado una estrategia mundial para aumentar la comunicación y la colaboración interdisciplinar en el cuidado de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, porque todas están ligadas entre sí.
No solo se trata de las relaciones alimenticias, ya hemos aprendido la lección de que muchos microbios afectan tanto a animales como a humanos cuando unos y otros viven en un mismo ecosistema. Aquí aplica la teoría del caos, que es la que se usa para tratar ciertos tipos de sistemas complejos y sistemas dinámicos no lineales muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales en los que pequeños cambios en dichas condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a corto plazo. “El aleteo de una mariposa en Japón puede desatar una tempestad en Nueva York” suena mucho más poético y asusta mucho menos que lo que ha conseguido un murciélago en China.
Por eso los que no son ecólatras, tendrán que serlo. Vivimos en el mismo planeta, compartimos mares, ríos, aire, alimento, espacio y todo lo demás.
Preservar la biodiversidad no sirve solo para mantener una naturaleza poblada de sus habitantes legítimos (¡cómo si esto fuera poco!), sirve también para mantener un planeta más sano, con todos sus habitantes a salvo. Porque no sabemos cuál será el próximo aleteo y mucho menos, si conseguiremos capear la próxima tempestad.