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Qué es la deforestación, causas, consecuencias y soluciones

Qué es la deforestación, causas, consecuencias y soluciones

Cambio climático 06 / 11 / 2024

La deforestación es uno de los problemas ambientales más graves que enfrenta nuestro planeta. La tala masiva de árboles y los incendios a gran escala están destruyendo ecosistemas esenciales para la vida en la Tierra y contribuyendo al cambio climático. Los incendios forestales arden con más frecuencia e intensidad, en zonas geográficas más extensas o donde no se producían habitualmente y durante periodos más largos. Por estas razones, diversos ambientalistas llaman a nuestros días “la era del Piroceno”.

Es crucial entender las causas, consecuencias y el origen de la deforestación, así como las acciones necesarias para frenar su avance y proteger los bosques y selvas de todo el mundo.

 

¿Qué es la deforestación? 

 

 

La deforestación causada por el ser humano es la tala o destrucción de árboles en áreas forestales, o la provocación de incendios, con el fin de emplear esos terrenos de diversas maneras: para el uso agrícola (como la producción de palma aceitera o soja para el ganado), la extracción de madera, la explotación minera o la urbanización.

Esta pérdida tiene un impacto profundo en el medio ambiente y en la biodiversidad, así como en la salud y la economía de las comunidades que dependen de los bosques y selvas. En realidad, puesto que todo está conectado, afecta a la supervivencia de todas las personas en el planeta. 

 

Las causas de la deforestación

La deforestación es uno de los problemas medioambientales más complejos y las diversas causas que la provocan abren diferentes frentes de actuación. 

 

 

  • Agricultura y ganadería intensivas. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) esta actividad provoca al menos el 50% de la deforestación mundial. Indonesia ha perdido la cuarta parte de sus bosques en los últimos 25 años por el cultivo de palma. Hay enclaves del Amazonas que ya han perdido hasta el 80% de su masa forestal, en gran parte para convertirlos en tierras de pasto, por lo que este gran ecosistema está en riesgo de desertificación.
  • Explotación maderera. Los árboles se talan para la producción de madera, papel o cartón. Como dato positivo, seguimos en el camino hacia un mundo con menos papel o un papel más sostenible. Tras la pandemia, Europa logró una tasa promedio de incorporación de papel reciclado superior al 56%. También están llegando al mercado alternativas al papel tradicional como el papel mineral, que se produce sin emplear árboles, agua o blanqueantes y que consume menos energía en su fabricación. 
  • Minería. Se requiere la eliminación de grandes áreas de bosque para la extracción de minerales. En muchos casos, se trata de minería ilegal, todavía más agresiva para el medio ambiente. Países como Indonesia, Brasil, Ghana y Surinam están entre los más afectados por la extracción de carbón, hierro, oro o bauxita. La pérdida forestal es directa (dentro del área donde se da la actividad) e indirecta (por las infraestructuras de acceso).
  • Actividad petrolera. La extracción de petróleo es responsable de la desertificación, degradación y destrucción de tierras alrededor del mundo entero, en ocasiones en entornos tan vulnerables como los bosques lluviosos. 
  • Urbanización. El desarrollo urbano y la expansión de infraestructuras como las carreteras, es la tercera causa de deforestación mundial, con algo más del 6% del total de pérdida boscosa. Según el Parlamento Europeo, es la principal causa de deforestación en nuestro continente. 
  • Incendios forestales provocados. WWF/ Adena afirma que casi el 80 por ciento de los 10.000 incendios forestales que se producen cada año en España son provocados. En muchos casos, los delincuentes que provocan este ecocidio no son simples pirómanos, sino que actúan de forma coordinada. 
  • Cambio climático. Las sequías y los periodos de calor extremo degeneran la vegetación, alteran los ecosistemas (como el Amazonas, que nunca había estado tan deshumidificado) y producen devastadores incendios, concluyendo en una desertificación de la zona afectada. 

 

Las consecuencias de la deforestación y la tala de árboles

 

 

La deforestación y tala de árboles masiva a la que hoy se enfrenta el planeta produce consecuencias cada vez más evidentes y peligrosas. 

  • Calentamiento climático. El calentamiento es tanto causa como consecuencia. La desertificación contribuye al efecto invernadero y a la subida de temperaturas, ya que los árboles dejan de absorber dióxido de carbono (CO2) y de liberar oxígeno. La quema de masas forestales emite carbono a la atmósfera, exacerbando el problema. Algunos incendios pueden observarse desde el espacio: los satélites de la NASA nos ofrecen estampas impactantes, también de la Península Ibérica. 
  • Pérdida de biodiversidad. La destrucción de hábitats amenaza a millones de especies de animales, plantas e insectos, muchas de las cuales corren el riesgo de extinguirse. Algunas de estas especies son irrecuperables al ser endémicas, es decir, exclusivas de ciertas regiones. Además, cada organismo, desempeña un papel crucial en el delicado tapiz de la vida, ya sea como polinizador, depredador, presa, forraje o materia orgánica: su desaparición provoca un efecto dominó.
  • Degradación del suelo. La deforestación expone el suelo a la erosión y la desertificación. Además, se incrementa el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra, que obstruyen los cauces de los ríos y disminuyen la calidad del agua. El uso de grandes máquinas para la tala o el cultivo compacta el suelo, reduciendo su riqueza y su capacidad para absorber agua.
  • Cambios en el agua y en el ciclo del agua. Con sus raíces profundas, los árboles extraen grandes cantidades de agua del suelo y la transportan hasta las hojas. Su transpiración contribuye a la humidificación del ambiente y a las precipitaciones: ¡un roble grande puede transpirar hasta 1600 litros de agua al día! La escasez de árboles junto con la deforestación, afecta a ese ciclo.
  • Desplazamientos de especies y otros cambios en las conductas animales. Muchos animales se ven obligados a desplazarse a otras áreas, alterando el funcionamiento habitual de las mismas e incrementando la competencia por los recursos en su nuevo hogar. Otro problema añadido es que los animales (osos, jabalíes, ciervos, corzos, zorros y un largo etcétera) se acercan a las poblaciones buscando alimento y refugio.
  • Afectación a las comunidades locales. Los pueblos indígenas y rurales dependen de los bosques para obtener alimentos, agua, materiales de construcción y medicinas. La deforestación pone en peligro sus medios de vida y su conexión cultural con la tierra. 
  • Reducción de la calidad del aire. La contaminación debida a las emisiones de CO2 de los fuegos afecta gravemente a países como Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina, donde se produce el fenómeno de la “lluvia negra” cuando las partículas procedentes de los incendios entran en contacto con frentes fríos. 

 

Los bosques vírgenes y milenarios, especialmente vulnerables

Los bosques vírgenes o milenarios son aquellos que no han sido alterados de forma significativa por la actividad humana. Son ecosistemas únicos y muy frágiles, donde las interacciones entre las especies y el entorno son complejas y han tardado cientos o incluso miles de años en crearse.

Estos bosques albergan una increíble biodiversidad, en muchos casos con especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo y que no pueden adaptarse a nuevos hábitats. Además, son sumideros de carbono especialmente eficaces debido a la densidad de su vegetación. La quema de estas áreas libera desorbitadas cantidades de CO2 a la atmósfera y, esta es otra de las causas que provoca la deforestación. 

Los efectos de la deforestación en estos ecosistemas no tiene vuelta atrás. Resulta prácticamente imposible restaurar su biodiversidad y la riqueza del suelo. Entornos tan antiguos y valiosos como la selva del Congo o los bosques boreales de Canadá requieren una protección urgente. 

 

La deforestación en el Amazonas y el resto del mundo

Mucha gente considera que el Amazonas es el pulmón del planeta, pero no es así, puesto que ese papel se lo queda el fitoplancton marino. Aun así, se trata de una gran área forestal que tiene una importancia inmensa y por eso su desaparición es un problema monumental.

Y el gran causante de este daño es Brasil: uno de los mayores exportadores mundiales de soja y de carne. Destruye los bosques para tener espacio para su ganado y para cultivar soja que, a su vez, sirve para alimentar al ganado de todo el mundo. Por ese mismo motivo, el país es uno de los principales importadores de fertilizantes y pesticidas.

Gracias al cambio de gobierno que ha habido en el país, la deforestación ha vuelto a reducirse después de años de crecimiento desmesurado. Aun así, el Amazonas sigue perdiendo superficie forestal año tras año y se calcula que se ha perdido un 80% de toda su superficie.

Pero no es la única zona de Sudamérica que está viendo como su territorio se reduce metro a metro. La otra gran región es el Gran Chaco, entre Bolivia, Paraguay y Argentina, y se considera el segundo pulmón del continente.

En el resto del mundo, Congo concentra gran parte de la degradación de los bosques africanos, en este caso para el comercio de madera mayoritariamente, mientras que el Sudeste Asiático es el principal foco en Asia debido a las plantaciones de palma.
 

Soluciones para frenar la deforestación

Ante la gravedad del problema, se requiere actuar en diferentes áreas. En la mayoría de los casos han de ponerse en marcha varias acciones de forma coordinada.

 

 

  • Reforestación. La solución más directa es plantar árboles en las áreas degradadas, fomentando su regeneración. Hay muchas iniciativas de replantación que provienen de ONGs, instituciones públicas y privadas e incluso de activistas individuales. Como hemos visto, en los bosques y selvas vírgenes es una medida bastante ineficaz.
  • Prácticas agrícolas sostenibles. Para poder acabar con la deforestación en cultivos se deben implementar técnicas que reduzcan la necesidad de expansión de tierras y el uso agresivo y empobrecedor del suelo, como pueden ser la rotación de cultivos o la agroforestería. Esta última consiste en explotaciones que conviven con los ecosistemas, aportando beneficios ambientales, económicos y sociales.
  • Normativas y sentencias contra la destrucción forestal. A pesar de las prohibiciones, las sanciones contundentes contra las industrias que infringen la ley o los pirómanos siguen siendo escasas. Sin embargo, una noticia alentadora viene de Brasil, donde se ha condenado a varios ganaderos a pagar 764.000 dólares por la destrucción de la vulnerable zona de Jaci-Paraná. Aunque la cantidad es más simbólica que disuasoria, representa un paso en la dirección correcta hacia la protección de los bosques.
  • Tala responsable. Es preciso regular la explotación de madera con certificaciones sostenibles y políticas de tala responsable que aseguren la regeneración forestal, así como prohibir la tala de selvas y bosques vírgenes. Como consumidores, tenemos el poder de elegir productos de empresas que se adhieren a estas buenas prácticas.
  • Protección de áreas naturales. Establecer, proteger y expandir las áreas protegidas, como los parques nacionales, para evitar su destrucción y promover su conservación. 
  • Consumo responsable. Millones de personas podemos contribuir reduciendo el uso del papel y cartón (cuya producción se ha incrementado por las compras online) y tomando decisiones como no consumir productos con aceite de palma.
  • Concienciación y educación. Es crucial fomentar la sensibilización sobre el impacto de la deforestación en la biodiversidad, el clima y las comunidades locales. En especial, con actividades dirigidas a niños y niñas, la generación que debería heredar un planeta más sano y que tendrá en un futuro la responsabilidad de proteger a la naturaleza.

 

Iniciativas en Ecólatras por los árboles y bosques

Estas son algunas de las iniciativas y convocatorias que los Ecólatras han puesto en marcha para fomentar el cuidado y respeto a los bosques. ¡Gracias, Ecólatras! 

Podéis crear y presentar vuestras iniciativas y votar a las que participan: cada trimestre tres iniciativas ganadoras reciben apoyo económico, materiales y difusión.

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